jueves, 10 de abril de 2014

El conejo de la Luna. (Al estilo Velasco)

Hace mucho tiempo, aún antes de que los humanos existieran, los animales tenían la habilidad del habla y podían comunicarse entre ellos. Estos vivían en armonía en los bosques y praderas del planeta, con frutos en abundancia gracias a las lluvias que eran constantes en aquella Tierra.

Pero por causas desconocidas, unos meses después la abundancia terminó; los árboles y la pastura se tornaron amarillentos, y los ríos comenzaron a secarse. Después de unas semanas de escasez, los animales decidieron hacer un consenso para hablar de la situación. El punto de reunión sería la sabana y el encuentro tomaría lugar a la media noche.

Un animal de cada especie fue al punto de encuentro. Encendieron una fogata, y comenzaron a platicar de los problemas que tenían. El lobo y el perro, al observar que contaban con una Luna llena esa noche, decidieron aullar. Aullaron tan fuerte que la Luna les contestó el llamado.

Todos los animales se encontraban a la expectativa. El lobo, que había iniciado la conversación, le imploró a la Luna que le diera fin a esta sequía que estaba terminando con la vida del nuevo planeta.

La Luna aceptó ayudar a los animales a cambio de un sacrificio voluntario. Debía ser esa misma noche en la fogata que habían encendido anteriormente. Todos los animales entraron en pánico y se negaron a saltar a la fogata y perder sus vidas. Sólo el conejo tuvo la suficiente valentía para ver por los demás animales y rápidamente corrió hacia la fogata sin pensarlo dos veces. El conejo ardió y se desvaneció en un instante.

Los animales se quedaron impactados por la valentía del conejo, y voltearon al mismo tiempo hacia el cielo y pudieron observar en la Luna la silueta de la liebre. Desde ese momento, por la impresión, los animales no pudieron volver a expresarse con palabras y quedaron con sus balidos, ladridos y maullidos.

La sequía terminó y la figura del conejo, como recompensa por su valentía, quedó proyectada en la Luna por el resto de la eternidad.

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