sábado, 6 de junio de 2015

Amigo.

Junio ha sido un mes muy cargado de emociones y retos para mi y para mi familia. Eventos planeados acompañados de situaciones que simplemente son imposibles de controlar han conformado estos escasos 6 días del mes, haciéndolos parecer muchos más.

Una de las cuestiones que surgieron recientemente en mi pensamiento, fue la recapitulación de mis amistades a lo largo de mi vida. Yo nunca me he considerado una persona que tiene la facilidad de hacer amigos (muchos podrían opinar lo contrario, pero este siempre ha sido mi sentir), y mis pensamientos me llevan al creer que no soy de esos que pueden mantener una relación de amistad de largo plazo.

No tengo contacto con ninguna de las personas con las que compartí mi secundaria. Tal vez puedes contar una excepción a la regla, pero no nos encontramos en contacto en este preciso momento. Le perdí la pista a mi grupo de amigos de secundaria, y no tengo ningún tipo de plan para poder verlos en el futuro.

De mis amigos de preparatoria, con los que convivía hace un año, perdí comunicación justo después de la graduación con la mayoría. Y bueno, puedes pensar que es algo normal, por cambios de universidad, de carrera, de futuro. Pero recientemente noté que dos de mis mejores amigos, aquellos en los que todavía confío plenamente, ya no los puedo considerar cercanos, y eso no es algo que me guste.

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Voy a contar una historia que va a terminar relacionándose con esto; una historia que nadie sabe y que estoy dispuesto a compartir con las personas que sé que siguen mis escritos. Cuando yo estaba en cuarto semestre yo me juntaba con un grupo de personas que, no me gustaría llamarle los "populares", pero eran quienes salían todas los fines de semana, los alternativos en gustos de música, los que buscaban conseguir sus sueños por medio de las cosas que la vida les otorgara, y por más que quisiera, sentía todo el ambiente muy falso, no me agradaba del todo. No les voy a mentir, las experiencias que viví en prepa las agradezco, las buenas y las malas, y no me gustaría cambiarlas por nada, pero siempre viví buscando otra posibilidad, una en la que yo me sintiera más parte de.

Cierto grupo de personas que siempre se juntaban en la misma mesa, que hablaban de rarezas, se cruzaban en mi mira cada vez que recorría la explanada. Un grupo de "raros" que siempre hablaban de videojuegos, misceláneos japoneses y de cultura alternativa. Claro, alguien podía ver el juntarse con ellos un "suicidio social", pero siempre tuve curiosidad de lo que hubiera sido mi vida si alguna vez hubiese hablado con ellos.

Pasó el tiempo, y en el último año de mi prepa coincidió que yo compartiera salón con una gran parte de este núcleo de personas, con las que ahora tengo el honor de poder llamar amigos. Amigos incondicionales con los cuales puedo platicar de todo tipo de temas, no hay ningún tipo de limitantes o censura en las conversaciones ni en las posibilidades de planes a futuro. Este grupo que mis antiguos amigos llamaban "suicidio social" es donde fui recibido y fue una experiencia muy grata.
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Mi historia tiene lugar ya que yo nunca fui de los que sólo pertenecían a un grupo social. Al mismo tiempo que fui parte de los "alternativos y niñas fresas", fui parte del grupo que vivía por y para la escuela, y no desde un enfoque académico, si no que para todas las actividades extracurriculares no deportivas que mi campus ofrece. De este grupo fue que nacieron las dos personas que me duele pensar en que probablemente las estoy perdiendo. Mi grupo de los extracurriculares, se rompió, debido al fin de una relación sentimental de dos miembros y otros conflictos antiguos que había; por lo que quedé en el lado con ellos dos, con los que compartí el final de mi prepa y el inicio de mi carrera.

Recientemente no he podido evitar el sentirlos muy lejos. Me queda la lección de que no debes dar por sentado a tus amigos y que a veces no hay marcha atrás. No voy a afirmar que mi vida ha sido un mar de dramas; también he creado y conservado amistades en mi camino (no muchas, pero algunas): mi mejor amiga la conocí al iniciar la preparatoria, mi amiga la güera que conocí a mediados de secundaria, tres amigos que conocí en kinder, que son como hermanos para mi, mis amigos los "inadaptados" con los que me empecé a llevar recientemente, y muchos más. Sólo me queda realizar mi reflexión, ver si puedo hacer algo al respecto y si no, seguir adelante.

Recuerdo De Una Dama Admirable.

Para responder a la pregunta "¿Qué es la muerte?", se dice que es cuando la vida llega a su fin. "¿Entonces qué es la vida?"; surge otra pregunta, una que no es tan sencilla de responder. Yo diría que la vida es un breve momento en el que nosotros tenemos la oportunidad de compartir con otros experiencias en este planeta llamado Tierra.

El día 4 de junio de 2015, mi única tía consanguínea, hermana de mi mamá, falleció por causas desconocidas. La noticia nos llegó en la mañana, yo estaba preparándome para ir a tomar clases, y escuché a mis perras aullar, cosa que no sucede muy a menudo (Llámenme loco, desaprueben esa última línea, que tal vez fue mera coincidencia). Salgo de la regadera y mi papá me da la noticia, que en ese momento no pude comprender, y me pidió que abrazara a mi mamá. Lo hice, aún sin tener en claro lo que había sucedido.

Salimos sin pensarlo a la ciudad de Tepic, donde todo sucedió, para reunirnos con el resto de mi familia, y poder velar a mi tía de manera correcta.

"Siempre hizo extraordinarias hasta las cosas simples"

Esta fue la frase que nos acompañó durante todas las ceremonias. Se rezaron rosarios, se cantaron baladas scout, se lloró y se acompañó a los restos terrenales de mi tía durante todo el día, toda la noche, y la mañana siguiente. Más de 200 personas de alrededor de toda la república se reunieron para poder decirle adiós por una última vez a ella, para mostrarle su apoyo a toda mi familia y para ponerse al servicio de mis abuelos.

Por más de 10 años, mi familia materna (que cuenta con muchos problemas de todo tipo, social, económico, de salud, etc) había sido guiada por ella, y ahora la situación obliga a todos a cambiar para poder seguir viviendo de manera adecuada.

Yo con mi tía-madrina, siento que teníamos una relación muy sana. No recuerdo haber tenido una pelea con ella, nuestras últimas palabras y acciones estuvieron llenas de amor. Me queda pedirle que siga guiando a la familia, que no abandone a sus amigas, y darle las gracias por la sonrisa eterna que permanecía en su rostro aún en los tiempos más difíciles. Ahora que ya no está, no me queda más que decirle un sentido "hasta luego", y seguir viviendo mi vida al máximo, como ella siempre lo dijo, lo quizo y lo hizo.

miércoles, 3 de junio de 2015

Policías de Juevebes.

El jueves pasado salí a cenar y a platicar con unos amigos a la folklórica avenida de Chapultepec en Guadalajara. "Chapu" tiene como característica el que es un lugar con muchos bares pequeños, restaurantes delicatessen y una gran cantidad de personas apasionadas por el arte y la onda hippie. La verdad no soy un cliente regular de esos rumbos, pero mis amigos se pusieron de acuerdo para poder juntarnos en verano para platicar.

Fuimos a un restaurant alemán y a un bar, y decidimos regresar a nuestros respectivos hogares. Yo había tomado una cerveza, 3 horas antes de que empezara a manejar, por lo que estaba en óptimas condiciones para hacerlo, y no me sentía en lo absoluto mal. Apoyé a dos de mis amigos que necesitaban un aventón a sus casas, y como podía dejarlos sin desviarme mucho, se los ofrecí.

Ya estábamos a punto de tomar avenida Vallarta, cerca de las 12:40 a.m., en cuanto siento que una patrulla, que venía a mi lado derecho mientras estábamos en una glorieta, me prenden la sirena y tocan la particular melodía que distingue a los policías. Bajé mi ventana y me pidieron que me detuviera, ya que traía las luces apagadas y eso era motivo de una infracción. La verdad es que jamás observé si sí traía los faros encendidos, ya que el carro que suelo utilizar los prende de manera automática.

Me estacioné en frente de una farmacia con servicio de 24 horas sin apagar el motor, pero el policía me pidió que me estacionara una calle más adentro. Me desvió de mi ruta, y me llevó a un lugar mucho menos iluminado. Apagué mi carro y mi amigo me ayudó a buscar mis papeles en la guantera mientras yo sacaba mi licencia de manejo para entregársela al oficial.

Para no hacer el cuento largo, tardó unos diez minutos "leyendo" mi licencia, porque ni siquiera me pidió mi tarjeta de circulación, y me dijo que si había ingerido bebidas alcohólicas, y le contesté con la verdad, pero eso sólo empeoró la situación. Me dijo que podía llevarme a la curva, y que me podía poner esposas en ese preciso momento. Gracias a mi suerte, el año pasado, para sacar mi licencia, tomé un curso donde nos enseñaron lo que en realidad pasa cuando te detienen. Me empezó a desesperar y le pedí que me otorgara mi multa, y que si quería realizarme una alcoholimetría, que lo podía hiciera y que me dejara ir.

Me pidió que me bajara de mi carro, he ahí mi primer error. Lo hice, y su primer oración fue "¿Cómo quieres que nos las arreglemos? ¿Cuánto traes? (Obviamente refiriéndose a dinero)". En ese momento asumí una postura completamente cerrada en contra de dar mordida, le expliqué desde un enfoque legal, desde un enfoque ético y desde uno moral porqué yo no le iba a dar dinero a él, pero no se rendía, seguía argumentando que no lo viera así, y que debíamos apoyar a la policía, y no sé que tantas cosas sin sentido haya dicho ese viejo.

Al final de cuentas me dejó ir sin retenerme ningún documento, sin darme ninguna multa y sin que yo le diera ningún tipo de compensación. Mi segundo error fue el no preguntarle sus nombres a los policías (eran dos, pero uno no hizo nada, se limitó a estar parado), ni siquiera anoté las placas de la unidad ni nada, pero me fui muy indignado. Indignado porque esto sea una práctica normal en nuestro país. La fuerza armada debería ser un ente que se diera a respetar, en el que se pueda confiar y que jamás te ofrezca una oportunidad de quebrantar la ley. ¡Ellos son los primeros que deberían responder ante ella!

Jamás he tenido un estándar alto del cuerpo policiaco de mi país, pero nunca había caído tan bajo como lo hizo hace una semana.

martes, 2 de junio de 2015

Constancia

Hace rato que no me daba el tiempo de escribir en mi blog. Los últimos meses de mi vida han corrido, llenos de aventuras y emociones. Esta entrada contendrá temas variados y no muy desarrollados, por lo que no esperen que una obra literaria salga de aquí. Desde el día de hoy, 2 de junio hasta el 3 de julio de este año estaré escribiendo una nota al día, para demostrarme a mi mismo que sí puedo ser constante en mis acciones y que puedo sacarlas adelante.

Desde enero he tenido la oportunidad de tomar otro semestre de clases en una carrera que todavía no estoy seguro que es lo que en realidad quiero hacer el resto de mi vida. También he empezado a definir proyectos al mediano plazo; proyectos pequeños, como recuperar amistades, 2 canales de Youtube y buscar otras pasiones en mi vida.

Me gustaría definir un itinerario para los temas que abordaré durante el próximo mes, pero ni siquiera estoy seguro de lo que quiero escribir en este momento. Por el momento pueden dar por sentado que esta semana buscaré enfocarme en temas políticos, ya que el domingo habrá votaciones en el estado para elegir presidentes municipales y diputados.

Espero que puedan acompañarme durante todo el mes leyendo mis notas, comentándolas, aportando juicios de valor; me gusta debatir mis ideas, y por el momento siento que tengo muchas que compartir.

¿Por qué esta entrada se titula "Constancia"? Porque he fallado al cumplirla. Mis deberes escolares del semestre pasado se derrumbaron a causa de que dejé de ser constante con mi forma de ser, mi forma de trabajar. Quiero intentar recuperar esa habilidad, y que mi blog sea prueba de ello.

Creo que ya no tengo nada más qué comentar por el momento. ¡Feliz mitad de año 2015! Ya veremos cómo nos termina de ir.