Junio ha sido un mes muy cargado de emociones y retos para mi y para mi familia. Eventos planeados acompañados de situaciones que simplemente son imposibles de controlar han conformado estos escasos 6 días del mes, haciéndolos parecer muchos más.
Una de las cuestiones que surgieron recientemente en mi pensamiento, fue la recapitulación de mis amistades a lo largo de mi vida. Yo nunca me he considerado una persona que tiene la facilidad de hacer amigos (muchos podrían opinar lo contrario, pero este siempre ha sido mi sentir), y mis pensamientos me llevan al creer que no soy de esos que pueden mantener una relación de amistad de largo plazo.
No tengo contacto con ninguna de las personas con las que compartí mi secundaria. Tal vez puedes contar una excepción a la regla, pero no nos encontramos en contacto en este preciso momento. Le perdí la pista a mi grupo de amigos de secundaria, y no tengo ningún tipo de plan para poder verlos en el futuro.
De mis amigos de preparatoria, con los que convivía hace un año, perdí comunicación justo después de la graduación con la mayoría. Y bueno, puedes pensar que es algo normal, por cambios de universidad, de carrera, de futuro. Pero recientemente noté que dos de mis mejores amigos, aquellos en los que todavía confío plenamente, ya no los puedo considerar cercanos, y eso no es algo que me guste.
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Voy a contar una historia que va a terminar relacionándose con esto; una historia que nadie sabe y que estoy dispuesto a compartir con las personas que sé que siguen mis escritos. Cuando yo estaba en cuarto semestre yo me juntaba con un grupo de personas que, no me gustaría llamarle los "populares", pero eran quienes salían todas los fines de semana, los alternativos en gustos de música, los que buscaban conseguir sus sueños por medio de las cosas que la vida les otorgara, y por más que quisiera, sentía todo el ambiente muy falso, no me agradaba del todo. No les voy a mentir, las experiencias que viví en prepa las agradezco, las buenas y las malas, y no me gustaría cambiarlas por nada, pero siempre viví buscando otra posibilidad, una en la que yo me sintiera más parte de.
Cierto grupo de personas que siempre se juntaban en la misma mesa, que hablaban de rarezas, se cruzaban en mi mira cada vez que recorría la explanada. Un grupo de "raros" que siempre hablaban de videojuegos, misceláneos japoneses y de cultura alternativa. Claro, alguien podía ver el juntarse con ellos un "suicidio social", pero siempre tuve curiosidad de lo que hubiera sido mi vida si alguna vez hubiese hablado con ellos.
Pasó el tiempo, y en el último año de mi prepa coincidió que yo compartiera salón con una gran parte de este núcleo de personas, con las que ahora tengo el honor de poder llamar amigos. Amigos incondicionales con los cuales puedo platicar de todo tipo de temas, no hay ningún tipo de limitantes o censura en las conversaciones ni en las posibilidades de planes a futuro. Este grupo que mis antiguos amigos llamaban "suicidio social" es donde fui recibido y fue una experiencia muy grata.
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Mi historia tiene lugar ya que yo nunca fui de los que sólo pertenecían a un grupo social. Al mismo tiempo que fui parte de los "alternativos y niñas fresas", fui parte del grupo que vivía por y para la escuela, y no desde un enfoque académico, si no que para todas las actividades extracurriculares no deportivas que mi campus ofrece. De este grupo fue que nacieron las dos personas que me duele pensar en que probablemente las estoy perdiendo. Mi grupo de los extracurriculares, se rompió, debido al fin de una relación sentimental de dos miembros y otros conflictos antiguos que había; por lo que quedé en el lado con ellos dos, con los que compartí el final de mi prepa y el inicio de mi carrera.
Recientemente no he podido evitar el sentirlos muy lejos. Me queda la lección de que no debes dar por sentado a tus amigos y que a veces no hay marcha atrás. No voy a afirmar que mi vida ha sido un mar de dramas; también he creado y conservado amistades en mi camino (no muchas, pero algunas): mi mejor amiga la conocí al iniciar la preparatoria, mi amiga la güera que conocí a mediados de secundaria, tres amigos que conocí en kinder, que son como hermanos para mi, mis amigos los "inadaptados" con los que me empecé a llevar recientemente, y muchos más. Sólo me queda realizar mi reflexión, ver si puedo hacer algo al respecto y si no, seguir adelante.
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